El género de terror es un género atemporal que siempre tiene éxito, ya sea en cine, arte o literatura, y es que parece que al público le gusta pasar miedo. En el cómic, no solo es atemporal, sino que parece ser un género al alza. Cada vez son más los autores que realizan sus pinitos en este tipo de historias; lo cual es comprensible, pues series como las del sello Hill House Comics (Joe Hill) o “Hay algo matando Niños” (James Tynion IV, Werther Dell’Edera) han demostrado que el terror es más que capaz de hacer la competencia al género comiquero por excelencia: el de superhéroes.
El cómic que hoy nos atañe, "Ice Cream Man",
no es tan exitosa como las obras anteriormente mencionadas al no estar escrita
por autores de tal renombre. No obstante, la calidad más que notable de la
serie y el boca a boca entre los lectores, parece estar colocando esta historia
en el lugar que le corresponde poco a poco.
La obra corre a cargo de los autores W. Maxwell Prince
(guion), el argentino Martín Morazzo (dibujo) y Chris O'Halloran (color).
Pese a que ninguno de ellos cuenta con una extensa carrera en su haber, auguran
un largo recorrido; ya que han sabido plasmar a la perfección una historia entretenida,
dinámica y bastante original.
La serie es originaria ni más ni menos que de la editorial Image;
pero a nosotros nos llega de la mano de la joven editorial Moztros;
editorial que, en su corta existencia, ha sabido buscar su lugar rellenando el
vacío en ciertos nichos del mercado de cómic americano. Recientemente, la
editorial ha publicado el segundo volumen; es decir, tenemos disponibles los 8
primeros números de los 34 números que componen la serie hasta el momento y que
ya se han publicado en Estados Unidos.
El primer volumen contiene los primeros 4 números de la
serie. En cada uno se nos ofrece un relato corto en el que se sucede algún tipo
de episodio trágico, o es una historia costumbrista que acaba teniendo un
desenlace nefasto. A priori, estos relatos no tienen mucho que ver entre sí; sin
embargo, todos poseen un mismo hilo conductor: el tétrico vendedor de helados,
que parece estar detrás de todas las desgracias que suceden en este pueblo –
cuyo nombre aún no ha quedado esclarecido –.
La historia tiene es sabor que nos evoca a la obra de Stephen
King, lo cual es un buen reclamo hoy en día; ya que muchos éxitos actuales
se sustentan en su obra, como, por ejemplo, la aclamada “Stranger Things”.
En concreto la serie posee un particular regusto a la novela “It”, lo
cual pone en duda la anterior apreciación de serie "bastante
original". Y, sin embargo, lo es, pues los relatos que en ella se cuentan
son muy frescos, actuales, y muy originales. Además, el guion es muy ágil y deja
mucho espacio a que el dibujo hable por sí solo.
El acabado visual, es digno de admiración. Por lo general es
un acabado típico de cómic americano bien tratado, pero lo que marca la
diferencia es la expresividad en las caras; especialmente la del heladero. El
uso de las sombras en su rostro es impecable, produciendo una sensación real de
inquietud en el lector. En ciertos aspectos, recuerda a los rostros que “Paul
Azaceta” dibujaba en los protagonistas en la serie de “Outcast”.
Personalmente, no soy muy seguidor del catálogo de Moztros,
pero he de decir que esta obra me ha sorprendido para bien. En general, el
primer volumen es un muy buen comienzo para una serie que – estoy seguro – oculta
más de lo que parece a primera vista. Es cierto que algunos de los pasajes parecen
sacados de una epifanía, y que la portada puede echar para atrás en un primer
instante. Pero si se le da una oportunidad es una serie muy disfrutable y un
tomo que deja con ganas de más.
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