No todos los productos con ambientación en nuestro pasado tienen
como objeto el estudio y la divulgación del suceso que cuentan. De hecho, la
mayoría de las veces utilizan la historia para dar contexto, y a raíz de este
construir una ficción. Lo fascinante del debate es que todos somos selectivos: si
todos somos conscientes de que Wonder Woman no participó en la Primera Guerra
Mundial, o de que el Capitan America no participó en la segunda ¿Por qué
nos llevamos las manos a la cabeza al ver estribos en los caballos de Gladiator
o al ver armas de acero en Troya? De los primeros se entiende que son
productos de entretenimiento puro, mientras que de los segundos por algún motivo
se espera que sean video documentales; pero es que sus creadores no buscaban
eso. Tanto Ridley Scott como Wolfgang Petersen buscaban ser el
nuevo blockbuster de éxito y llenar las salas de cine. Por tanto, como
en todo, depende. Depende de cuál es la intención con la que se ha creado el
producto que recibimos.
A esto – y a carácter personal – añado que un blockbuster
puede no ser fiel si disponemos de productos que sí que lo sean. Volviendo al
ejemplo anterior, yo veo bien que el Capitan America luche en la Segunda
Guerra Mundial, siempre y cuando yo tenga un producto que me cuente qué pasó
exactamente en aquellos años. Productos como los que valoramos hoy.
“La Bomba” ha sido uno de los tebeos revelación del año
pasado. Pese a que se publicara hace dos, el fenómeno de la última película de Chistopher
Nolan, “Oppenhemimer”, llevó a muchos lectores a acercarse a esta
obra. Y no es para menos, pues si a la película te acercabas con animo de pasar
un buen rato y aprender algo de historia, ambas se superan con este tomo.
En este tomo Didier Alcante (guion), Laurent-Frederic
Bollée (co-guionista) y Denis Rodier (dibujo) nos sumergen de lleno
en la carrera nuclear durante la Segunda Guerra Mundial. Un claro ejemplo de
producto hecho con la intención no solo de divertir sino de enseñar. Nos
llevarán de la mano del uranio desde que se extrae hasta su trágico final en Hiroshima
y Nagasaki, pasando por los estudios previos a la guerra, el proyecto “Manhattan”,
espionajes, sabotajes…
La historia a grandes rasgos la conocemos todos, pero hay
muchos entresijos que al gran publico se nos escapan. No quiero desvelar
ninguno que afecte directamente a la trama, por lo que voy a mencionar uno que
conocemos en las primeras páginas de la obra y cuyo desconocimiento llega a
sorprender: Leó Szilárd. Szilárd fue un físico húngaro que emigró
a estados unidos antes de la guerra dadas sus raíces judías. A él se le
atribuye el descubrimiento de los neutrones secundarios que son capaces de
realizar la fisión en cadena. En otras palabras, sin su descubrimiento nunca se
hubiera podido imaginar la fisión nuclear. A lo largo de la obra podemos llegar
a intuir porqué hoy en día nos es conocido, pero como él existen un montón de
elementos sobre ellos que la obra arroja algo de luz.
Es absolutamente abrumador lo llevadera, entretenida y dinámica que es esta obra. Más aun teniendo en cuenta la cantidad de tramas, subtramas y personajes que nos presentan. Todo ello datado y retratado maravillosamente. Realmente al finalizarla creo haber aprendido muchísimas cosas nuevas sobre la bomba atómica y sin duda he pasado un rato increíble. Más de 100.000.000 de personas vieron “Oppenheimer” en el cine. Por tanto, este tebeo tiene más de 100.000.000 de potenciales lectores, y se lo recomiendo a cada uno de ellos.