octubre 31, 2022

Die!Die!Die! - Reseña

Larga ha sido la espera, pero al fin está a la venta la segunda parte de “Die!Die!Die!”. Una vez más, el baile de derechos de Skybound le ha pasado factura a la regularidad de esta atípica serie. Fue lanzada por Planeta Comic muy poquito antes de que anunciaran la perdida de sus derechos, y, tras más de dos años a la espera, ECC ha traído su segunda parte – es de agradecer que ECC haya mantenido la estética de la edición anterior –.

Para entender el contexto de esta historia nos remontamos unos pocos años atrás, a finales de la década pasada. Robert Kirkman finalizaba las series que le habían dado nombre y lo habían situado donde está: “los Muertos Vivientes” e “Invencible”. Esto no significó que sus seguidores no tuvieran material con el que seguir disfrutando de él, pues “Outcast”, “Oblivion Song” y, más tarde, “El Poder del Fuego” ya estaban en marcha; pero para sorpresa de los lectores, y sin previo aviso, a mediados del 2018 apareció una nueva serie en las librerías: “Die!Die!Die!”.

En esta ocasión, además del alabado Kirkman, contamos con Scott M. Gimple a los guiones; un hombre ajeno al mundo del comic, pero que ha sido un pilar fundamental en las adaptaciones televisivas de las series del guionista de Kentucky. A ellos se les unen Chris Burham a los dibujos y Nathan Fairbain al color.

La historia nos presenta un servicio secreto de los Estados Unidos dedicado a mantener la paz y a hacer evolucionar la sociedad. Para llevar a cabo su misión, se valen de los servicios de agentes con perfiles tipo James Bond (aunque mucho más sórdidos). El conflicto surge cuando los intereses personales de algunos altos cargos de esta camarilla chocan con los intereses de otros peces gordos, o con el bienestar de la sociedad, desencadenando así un conflicto entre ellos. Además, veremos como los agentes escogen bando dándole mayor enjundia al conflicto.

Sin ninguna duda esta es la serie de Kirkman que más desapercibida ha pasado (al menos entre las actuales). El por qué puede deberse a varios motivos; el primero es el ya comentado cambio de editoriales y la consiguiente falta de continuidad en nuestro país. El segundo es que muchos lectores han llegado incluso a sentirse “insultados” al leerla, ya que la historia ciertamente tiene un espíritu más propio de autores como Garth Ennis en “The Boys” o “Predicador”, o – no he podido evitar ver el parecido – Guy Ritchie en “The Gentlemen”. No obstante, es normal que el autor quiera experimentar otros géneros y crecer como guionista. Recordemos, a su vez, que la historia no la ha escrito él solo (aunque Gimple parece que no participa en los números del segundo tomo), con lo que cabe esperar que el estilo no sea 100% Kirkman. En cualquier caso, los elementos que lo hacen inimitable sí que están en el comic y son palpables: buenos personajes, bien desarrollados, diálogos impecables…

Tanto el dibujo como el color son muy sólidos. El dibujo presenta una buena carga de tintas (sin llegar a un extremo de artistas como Daniel Warren Johnson) el cual se complementa a la perfección con los colores medianamente planos; dando como resultado un estilo bastante cartoon americano. Esto es de agradecer, pues los conceptos que representa a veces serían difíciles de digerir en un estilo más realista o BD. La narrativa también es remarcable, pues hay bastantes partes contadas en off, pero en ningún momento saca al lector de la historia. En conjunto, el apartado gráfico es el idóneo para una historia de este tipo de comic americano.

En definitiva, no se comprende – o yo no lo entiendo – por qué esta serie polariza tanto: o gusta mucho o se odia. Es cierto que los excesos que presenta esta historia van un paso más allá de lo que suele verse en la obra de Kirkman, pero tampoco son mucho más alocados de lo habitual (especialmente comparada con “Invencible”). Obviamente, no es su trabajo más sesudo, pero es que tampoco pretende serlo. Es una historia macarrosa para pasar un buen rato; y esperemos que así sigan siendo sus números venideros.

Para finalizar quiero traer a colación una reseña del primer volumen, porque en una frase – creo que – define a la perfección el espíritu del comic, y además da las pautas de cómo abordarlo. La frase citaba “Robert Kirkman jugando a ser Garth Ennis, todo bien”. Ningún pero en lo alto de la mesa.

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