Con el anuncio de la adquisición de los derechos por parte
de ECC, se anunciaron grandes relanzamientos como “Los Muertos
Vivientes” o “Invencible” (serie inacabada hasta el momento en este
país); dejando a los forofos de Johnson con la esperanza de que algún
día esta editorial recuperara esta serie ¡Y, tras la larga, espera aquí está!
Aviso de antemano que esta reseña va a tener un estilo mucho
más personal, ya que el comic trata temas que me tocan excesivamente de cerca,
y, pese a que entiendo por qué a otros les gusta, el estilo del autor no me
acaba de convencer; por lo que no me puedo considerar tan objetivo como en las
anteriores.
La historia nos presenta a Jake, un hombre que, tras haber
estado un largo tiempo sin tocar, se ve obligado a retomar la guitarra de nuevo
para hacer frente a una amenaza mundial; y es que su guitarra está poseída por
el espíritu de Murder Falcon, un humanoide con cabeza de halcón y un
brazo biónico. Cuando Jake toca los riffs más brutales del metal, invoca
a este ente que, valiéndose de la energía del metal, hace frente a los
monstruos que amenazan con destruir a la humanidad.
Este comic tiene ese sabor a “Brütal Leyend”, un
videojuego protagonizado por el actor Jack Black en el que, valiéndote
de una guitarra y heavy metal, deberás vencer a ciertos enemigos. También
recuerda a otros trabajos del actor como “Tenacious D”, película que le
dio nombre a su grupo de música.
En el prólogo de la obra, Warren Johnson aclara que
quiere dedicarles esta obra a los conceptos de la guitarra y el metal. La
guitarra y/o el metal para él son más que simples hobbies, son sinónimo de vía
de escape: cuando el mundo se le cae encima y no paran de lloverle desgracias,
la guitarra ayuda a que escampe. Este es sin duda el mensaje que mejor
transmite la obra, esa sensación de llegar a casa y decir “he tenido un mal
día, voy a tocar un rato para despejarme”. Es realmente una sensación única que
solo los músicos aficionados experimentamos (independientemente del instrumento
o género, pero en su caso son guitarra y metal) y considero que, pese a ser tremendamente
complejo, esta obra lo plasma bastante bien.
Una vez aclarado lo anterior, hay que decir que esta
historia – al igual que lo opino del resto de obras del autor – no es para
tanto. La trama es correcta, en el sentido de que presenta una historia ligera
y entretenida utilizando los elementos típicos del autor: el humor, el macareo
y, en ciertos momentos, la amistad y el amor. El problema es que peca en
presentar estos conceptos de manera superficial, con personajes y subtramas
puestas por que sí para que el protagonista consiga lo que busca. Es cierto que
no son conceptos simplones, o que casi no se puedan exprimir, pero parece que
el autor ha dado con una formula y es reacio a huir de ella. Por ello es como
volver a ver “Extremity” o “Wonder Woman: Tierra muerta”.
No obstante, hay que remarcar que el uso de personajes intrascendentes
para dar trasfondo a un único personaje no tiene por qué ser algo malo. Es
evidente que es un recurso típico en la obra de Daniel Warren Johnson y
que, a mí, personalmente, no me gusta; pero sé de buena tinta que no tiene por
qué disgustar a otros. Existen otro tipo de “trampas” de guion dentro del comic
(como la formula Brian K. Vaughn), que no dejan de ser triquiñuelas para
hacer que un guion sencillo parezca complejo, y que no a mí no me disgustan.
El dibujo, por el contrario, es más que digno de admiración.
Tiene un estilo muy personal con una gran carga de tintas, pero
contradictoriamente muy limpio y legible. Además, tiene un dinamismo brutal
propia no sólo del comic americano sino del manga y el anime. A su vez, es
remarcable el uso de guiños al género musical y a la historia del metal, ya que
hay un millón de elementos dibujados que rápidamente el lector metalero
reconoce.
Por último, el color de Mike Spicer es el complemento
perfecto para este dibujo como ya viene siendo habitual en la obra de Johnson.
Bastante sencillo pero efectivo, porque gracias a esa sencillez las fuertes
tintas no se sienten invasivas al ojo.
Para finalizar, hay que recordar que, como siempre se ha
dicho aquí, hay que valorar cada obra en su contexto y enfoque; y, ciertamente,
en conjunto no creo que se trata de una mala obra. ¿El guion utiliza “trampas”?
Si, lo hace. ¿Es peor obra por ello? No tiene por qué. De hecho, para suplir
las carencias del guion, el comic tiene un exquisito dibujo que la complementa;
y sin duda es un gran comic para todo fan de la formula Daniel Warren Johnson.
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