octubre 07, 2022

Primordial - Reseña

Independientemente del medio, al público siempre le gusta cuando un grupo de artistas se consagra como equipo creativo de renombre. Con tan solo leer sus nombres en una portada, el espectador instantáneamente es capaz de saber qué esperar de la obra en cuestión, cuáles serán sus estándares e, incluso, por donde puede ir la trama.

Dentro del comic, muchos grupos de creadores han sido, y son, sinónimo de calidad. Un ejemplo de ello son los artistas que presentan el comic que nos atañe: Jeff Lemire (guion), Andrea Sorrentino (dibujo) y Dave Stewart (color). Cada uno de ellos es una verdadera estrella en su campo, y, cada vez que se juntan, ofrecen al lector obras con una calidad más que notable. Tras el éxito de “Gideon Falls”, la editorial Image los volvió a unir para realizar este pequeño trabajo de seis números: “Primordial”. Poco después de su final en Estados Unidos, la editorial Astiberri nos trae la serie recopilada en un único tomo.

La historia nos sitúa en 1961, en Cabo Cañaberal, en una versión del mundo en la que, tras el fracaso con los animales (los monos Able y Baker, y la perra Laika) en 1959, tanto los EEUU como la URSS deciden abandonar la carrera espacial. Vemos que el gobierno de los EEUU contrata los servicios del doctor Donald Pembrook, que, erróneamente, cree que va a reactivar la carrera espacial de su país. Desgraciadamente para él, la realidad es que ha sido contratado para desmantelar sus instalaciones, y clasificar todo lo reaprovecharle para la industria aeronáutica americana. Sin embargo, mientras clasifica documentos, se encuentra con un informe de la misión Júpiter (el lanzamiento de los monos Able y Barker) que esclarece que la misión no fue exactamente como se vendió a los medios, y que en realidad hay mucho más por detrás; cosa que el buen doctor intentará desentramar.

Esta sinopsis nos hace pensar que la serie va a tener ciertos tintes parecidos a “Gideon Falls”, repleta de misterio, secretismo e, incluso, un posible acercamiento al terror cósmico. Nada más lejos de la realidad, pues esta obra no podría ser más diferente. Pese a que la trama comienza de esta manera, poco a poco veremos como el guion se desvincula de esto para abrazar un carácter mucho más intimista. De esta manera, el resultado es un guion un tanto confuso en el que no queda muy claro qué es lo que se pretende contar.

Andrea Sorrentino, por el contrario, está desatado. El dibujo y la narrativa que utiliza no son de este planeta; y es que, la combinación del dibujo realista con composiciones de viñeta tan locas, son ideales para narrar este tipo de historia de exploración de lo desconocido. Pocos artistas son tan imaginativos a la hora de colocar las viñetas, y aun menos son los que consiguen guiar tan bien al lector por lo que a priori parece el caos.

Finalmente, ¿qué se puede decir del color de Dave Stewart que no se sepa ya? Stewart es posiblemente el colorista más solicitado de la actualidad – y por algo será –. Si miramos las novedades de cada mes siempre hay alguna obra en la que ha participado; y es que su capacidad de adaptación a cualquier tipo de dibujo es soberbia, y esta obra no es excepción.

Es cierto que el sentimentalismo es lo que caracteriza las obras de Jeff Lemire, como “Sweet Tooth” o “El soldador Submarino”, y es por ello por lo que tanto se le aclama. No obstante, – y creo que hablo en nombre de muchos – no es lo que se espera de él cuando trabaja con Andrea Sorrentino. De este dúo se esperan historias más crudas, historias que se complementen mejor con el realismo que plasma el dibujo de Sorrentino. No todo es malo, pues el guion tiene algo que hace que el lector se mantenga atento hasta el final de la obra; pero, valorándola en conjunto, no es la mejor obra de Lemire.

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