Su autora, Ana Oncina, es una asidua dibujante de la revista
“Planeta Manga”, de la cual nace esta historia también. Famosos son otros
títulos suyos, como “Croqueta y Empanadilla” o “Just Friends”, que le
sirvieron para labrarse un nombre dentro de la industria. Nombre que
intentaremos engrandecer aportando nuestro granito de arena con esta reseña.
Esta historia nos presenta a Valentina, una alfarera que
vive en una cabaña en el bosque con su perro, Sopa. Valentina sueña cada noche
con una realidad futurista en la que la Inteligencia Artificial y la Realidad
Virtual se han impuesto como medios troncales de la sociedad. Es un mundo
monótono, sin aspiraciones y bastante aburrido. No obstante, en el sueño
Valentina vive con Ane, su esposa que parece ser quien da sentido a su vida
allí. Sin embargo, estos sueños se tornarán cada vez más reales, y será cada
vez más difícil discernir si su realidad es la cabaña, o si por el contrario es
ese futuro tan desolador.
El guion es sencillo pero muy contundente. Se abordan muchos
temas muy complejos como el amor, el existencialismo o las partes negativas del
desarrollo de nuevas tecnologías como la IA o la VR. Todos ellos conjugados de
manera admirable para dejar al lector unos cuantos días reflexionando. Sí que
es cierto que el dinamismo y la corta duración de la obra le pueden jugar una
mala pasada, impidiendo que estos se desarrollen tanto como se podría. De todos
modos, no diría que la obra se queda corta o que es superficial. Al contrario,
creo que el producto final es el adecuado y que, si Oncina quisiera desarrollar
estos temas con mayor profundidad, tiene toda una carrera por delante para
brindarnos grandes obras como esta.
El acabado gráfico es delicioso. Líneas claras derivadas de
una fuerte influencia por el manga adornadas con tonos de color muy saturados.
A este último respecto es remarcable el uso de las distintas paletas de colores
y la clara intencionalidad de cada una de ellas. Sin lugar a dudas uno de los
puntos fuertes de esta obra. Recuerda mucho al estilo de dibujo de otros
autores del mercado europeo actuales como Timothé Le Boucher o Bastien
Vivès.
No cabe duda de que este es un tebeo altamente recomendable,
por su simpleza en muchos aspectos, como el apartado grafico o la complejidad de
la trama, que sirven de puente para todos aquellos lectores no habituales; pero
también los es por su contundencia en los temas que trata, como el amor, la convivencia
o las nuevas tecnologías. Personalmente, siento no haber llegado a esta lectura
a tiempo, pues claramente la hubiera remarcado como una de las mejores en mi
TOP del año pasado. No obstante, y como remarcaba al principio, dicen que más
vale tarde que nunca.
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