El febrero del pasado año, la editorial sorprendió con la
llegada a las librerías de la obra “El Paciente”. Esta obra dio a
conocer en España al joven autor francés como un autor emergente y con ganas de
contar buenas historias (y muy buen dibujadas). Sin embargo, como se trataba de
una historieta auto conclusiva, dejaba a sus nuevos seguidores a la espera de
una nueva historia; hasta que el pasado 31 de enero, llego el esperado día con
la publicación de “47 Cuerdas”.
En esta historia conocemos Ambroise, un joven arpista con
pocas dotes sociales que ha llegado recientemente a la ciudad. En ella conocerá
a una joven que esconde un gran secreto ¡es una metamorfa! La joven parece
obsesionarse con nuestro protagonista, aunque de momento desconocemos que
avieso fin tiene para él. Por ello se intenta involucrar en su vida adoptando
diversos aspectos (algunos con más éxito que otros).
La premisa parece sencilla pero el ejercicio que Le
Boucher nos plantea no lo es tanto. La diversidad de personajes bien
trabajados y con su respectivo trasfondo que el autor nos plantea es una
absoluta delicia. Todos ellos tienen algo que aportar a la trama y de todos
quieres saber más. De hecho, todos parecen estar siempre a punto de desvelar
algo que cambie el rumbo de la trama. Además, las múltiples personalidades de
nuestra antagonista hacen que la historia se ramifique y nos ofrezca un todo
mucho más amplio y complejo de lo que parecería a priori. El misterio, la
incertidumbre y el querer saber más hacen que la obra te atrape y no te suelte de
principio a fin; y eso que no es una obra con una gran carga de acción (que en
ciertos momentos la tiene, todo sea dicho).
Por si lo anterior fuera poco, Timothé Le Boucher no
solo sabe escribir bien, sino que además nos ofrece una destreza brutal a los
dibujos. Tiene esa habilidad de hacer interesantes todos los planos, aunque no
tenga una gran acción como decía más arriba. En la simpleza reside su encanto,
con pocos trazos, aunque bien marcados y con una paleta de colores no
necesariamente muy complejos. Además, Le Boucher sabe captar y plasmar
muy bien la esencia de distintas complexiones y rasgos físicos. A su vez, la
legibilidad y la particularidad de la portada hacen que el tebeo entre por los
ojos.
Personalmente, el aluvión de novedades hizo que no me
acercara a “El Paciente” en su momento. Pero los elegios que “El
Paciente” recibió sumados a la fascinación que me causó la portada de “47
Cuerdas” me hicieron ir a por este último sin pensármelo dos veces. Ahora,
lo único de lo que me arrepiento es de no haberme acercado aun a “El
Paciente”, pues tras leer esta espectacular obra (a falta de su desenlace),
Timothé Le Boucher ha ganado un nuevo seguidor incondicional. No lo
dudéis y acercaos a esta maravillosa obra.
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