El comic no es diferente, y es que sus apariciones en las viñetas se cuentan por centenares. Incluso acaba de tener una larga etapa en la propia Marvel. Sin embargo, el baile de derechos de los personajes de Robert E. Howard ha hecho que no se haya podido asentar en ninguna editorial por largo tiempo.
Por suerte para nosotros, en Europa esto no ocurre; los
personajes del célebre escritor son libres para el uso de cualquier autor, respetando
ciertos detalles, como que no aparezca el nombre del personaje en la portada –
para que las editoriales americanas se enfaden –. Ejemplos de ello son la
exitosa “Sangre Barbara” de El Torres, o la serie que hoy nos atañe: “Conan:
el Cimerio” – como se puede apreciar, Glénat tiene bastante
más poder que Karras, y no le da miedo mostrar el nombre del personaje
en portada –.
Durante los últimos años, la editorial Glénat
se ha propuesto adaptar las novelas más icónicas y conocidas del personaje
reuniéndolas bajo una única colección: “Conan le Cimmérien”. La idea es
que la adaptación sea fiel a la obra original, pero que se reimaginen ciertos aspectos
y hacerlas más a la europea. Para llevarlas a cabo, la editorial ha contado con
la participación de distintos equipos creativos para cada una de estas
historias. Entre los autores se encuentran Regis
Hautiere, Virginie
Augustin, Olivier
Vatine, Pierre Alary, Christophe
Bec, Jean-David
Morvan, Robin Recht, Emmanuel
Civiello, Etienne Le
Roux, Luc
Brunschwig...
En España, Planeta Comic ha adoptado la licencia de esta
serie; y de momento, de los 13 volúmenes publicados en Francia nos han traído
los primeros 3: “La Reina de la Costa Negra”, “El Coloso Negro” y
“Más allá del Río Negro”.
Sin entrar en mucho detalle, las críticas para los tres
tomos son bastante similares, ya que la mayor parte de los lectores parecen
coincidir en que son buenas adaptaciones en cuanto al guion. En los tres casos se
respeta muchísimo la obra original de Howard, lo que para muchos es un acierto.
Sin embargo, existe la opinión de que quizá se deberían tomar mayores licencias
en vez de transcribir de forma tan literal los relatos originales.
Otra característica común para los tres volúmenes es el
desacuerdo generalizado con el apartado artístico. Cada uno de los dibujantes
de esta serie realiza una interpretación de la apariencia de los personajes que
en ella aparecen; y, en todos los casos, hay partidarios y detractores. Cabe
destacar que el aspecto físico de Conan es el elemento más criticado en
cualquiera de los tres volúmenes, para bien y para mal.
En cualquier caso, esta serie brinda una oportunidad de
acercarse a la obra original de Howard como nunca antes había existido
en el comic. Los guiones respetan al máximo la obra original y – en mi humilde
opinión – es agradable ver como los distintos autores imaginan a Conan;
ya que, al fin y al cabo, cada relato es independiente y no mantiene ninguna
conexión con el siguiente. Es cierto que algunos gustan más que otros – la
calidad va ascendiendo con cada volumen – pero si te gusta el comic, te da
pereza la novela y quieres conocer la obra del bárbaro, esta es tu serie.
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