Diferente. Ese es el adjetivo perfecto para calificar a esta serie. Calificativos como original, divertida o carismática son los que suceden en la lista elogios que merece. John Layman (guion), Rob Guillory (dibujo) y Taylor Wells (color) son los culpables de que en el día de hoy hablemos de “Chew”, una de las obras maestras del cómic policiaco.
Hace años que Planeta nos trajo esta obra de Image,
pero, dado que recientemente ha publicado su edición integral, es la excusa
perfecta para rememorarla y hablar de esta atípica serie.
La serie nos presenta a Tony Chu, un agente de
policía con una habilidad muy peculiar: es un cibópata ¿Y eso qué es? Significa
que al ingerir cualquier cosa posee la capacidad de visualizar el recorrido que
dicho objeto ha realizado; es decir, si come una manzana visualiza el árbol en
el que ha crecido, que fertilizantes utilizaron, etc. Esta es sin duda una
habilidad muy ventajosa para un agente de policía a la hora de investigar un
caso. Lo interesante sucede cuando no son solo alimentos lo que debe comer para
lograr sus objetivos y resolver sus casos...Bajo esta premisa Layman
construye un mundo muy rico, lleno de personajes con habilidades especiales muy
diversas y pintorescas; eso sí, siempre relacionadas con la comida.
Otro aspecto interesante a tener en cuenta es que el autor
nos plantea una realidad alternativa, en la que la Gripe Aviar tuvo un impacto
mucho mayor en la sociedad, dando como resultado que en este mundo esté
absolutamente prohibido el consumo de carne de ave. Esto genera un paralelismo
entre el consumo de pollo y de drogas bastante peculiar – en español el chiste
es aún mejor –.
Además, a consecuencia de la pandemia del COVID-19, sin
quererlo, los últimos años le han servido de revitalizante a la serie; ya que
en ella vemos muchas situaciones que ahora nos son bastante familiares:
negacionismo, conspiratoria... Quizá hoy en día no parezcan ideas tan originales,
dado lo cercanas que se nos hacen; pero no debemos olvidar que esta es una
historia escrita hace tiempo. Por lo tanto, es aún más admirable ver cómo estas
situaciones se han convertido en realidad en unos pocos años.
Por otro lado, el apartado gráfico es espectacular. Se
aprecia que Rob Guillory claramente es un dibujante de la escuela del
indie americano; pero su dibujo tiene ciertas peculiaridades que lo hacen
único. Se me hace difícil compararlo con cualquier otro dibujante de cómic – aunque
le veo cierta similitud con la animación del videoclip de la canción “A
Little Peace of Heaven” del grupo americano Avenged Sevenfold –.
Por su parte, el color de Taylor Wells complementa de una
forma brutal este dibujo, dando un resultado cartoon pero con unos tomos
un tanto apagados. Recuerda en ciertos aspectos a las series de animación de
los años 90, pero con tomos un poco menos estridentes.
Definitivamente, es una serie que merece ser visitada. La
lectura es muy ágil, ya que, aunque forma parte de un entramado mayor, cada
capítulo es un caso diferente . Además, el uso del humor – un tanto negro a
veces – hace que la serie sea muy divertida. Una vez se empieza, atrapa al
lector y no puede parar de leer.
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