enero 22, 2024

Yo, Mentiroso - Reseña

Por dónde empezar… Muchas han sido las alabanzas que se le han ofrecido a la trilogía del “Yo” en este blog. Especialmente “Yo, Asesino” fue un soplo de aire fresco y un gran descubrimiento para un servidor. Pero, Antonio Altarriba y el majestuoso Keko ­– de quien solo diré que esta desatado – tenían un plan para que sus historias confluyeran en un magnífico desenlace como lo es “Yo, Mentiroso”.

Si bien vimos una evolución en la complejidad de la trama entre el primer y segundo volumen de la trilogía, este tercer tomo plantea una trama especialmente compleja. Y es que, “Yo, Mentiroso” realiza una fotografía de la situación política y social española impecable. De hecho, la mayoría de los personajes que en este aparecen son claros trasuntos de figuras tan importantes de la época como Pedro Sánchez, Soraya Sáenz de Santamaría o el propio presidente del gobierno Mariano Rajoy.

Sin embargo, nuestro protagonista es el asesor del gabinete de comunicación del PDP – claro trasunto del PP –, Adrián Cuadrado. La carrera de este hombre está más difícil que nunca, ya que la historia nos sitúa en la situación equivalente a la que vivió el Partido Popular durante los juicios a los participantes de la trama Gürtel. Como podéis imaginar su trabajo se fundamenta en limpiar la imagen del partido, lidiar con presuntos suicidios de muchos de sus dirigentes y, directamente, con el asesinato de acusados a punto de confesar.

Al poco de empezar a leer la obra pensaba que la lectura envejecería mal a lo largo de los años, ya que considero que para comprenderla del todo hay que estar muy al día sobre los años en los que se desarrolla la trama (o haberlos vivido). Con el paso del tiempo, esos años irán quedando atrás e irán diluyéndose con nuevas tramas políticas.  En parte sigo pensándolo, y confieso que tengo mucha curiosidad de saber cómo se recibirá la obra en uno años. No obstante, y es ahí donde creo que radica su acierto, la historia nos brinda una imagen del detrimento del panorama político; y no solo en el ámbito nacional. Queda claramente evidenciado que los partidos políticos son un mero formalismo, las decisiones se toman a pueta cerrada y entre las mismas personas, moldeando el mundo que les rodea a su antojo. Todos quieren tener su porción del pastel, pero cuando lo consiguen nada cambia. El objetivo es conseguir el poder, no utilizarlo para nada.

En otro ámbito, he de decir que me ha encantado la conexión con los otros dos volúmenes, y cómo quedan bien cerrados los frentes que estos dejaban abiertos, especialmente “Yo, Asesino”.

Es cierto que de los tres es el que tiene la narrativa más pausada. No obstante, a mí no se me ha hecho tedioso de leer. A su vez, diré que es el más diferente de los tres; así que creo que no da pie a escoger el mejor de la trilogía. Por otro lado, no hay duda de que es un tema que te tiene que interesar y, quizá, sea el menos asequible de todos para el lector medio. En cualquier caso, yo lo recomiendo como de obligada lectura. Un muy acido y, en cierto modo, pesimista retrato del mundo en el que vivimos que no puede dejar indiferente a nadie. 

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