Estas adaptaciones evidencian que la mitología que el de
Nueva Inglaterra construyó en toda su bibliografía es cuanto menos extensa;
pero es innegable que de todas las criaturas, lugares y seres, el más famoso de
ellos es dios Cthulhu. En los últimos años Cthulhu se ha
convertido en un icono más de la cultura popular y en un símbolo que engloba
toda la literatura de Lovecraft. De ahí la importancia capital de este
relato, ya que en este se nos presentaba por primera vez a este monstruo de las
profundidades del mar.
En ella se nos cuenta la historia de un joven que hereda la
casa de su ya difunto tío abuelo. Mientras vacía la casa, el joven encuentra
uno de sus diarios en el que se relata una historia de lo más truculenta. El anciano
había sido un arqueólogo y lingüista de cierto renombre al que la gente acudía
para descifrar ciertas grafías. Sin embargo, en una de estas consultas un
hombre le mostro un texto con un tipo de letra nunca antes vista. Ante su desconocimiento,
el abuelo investigó acerca de ella, y con ello destapó un extraño culto a ciertas
entidades primigenias que parecía enloquecer y asilvestrar a todo el que lo
practicaba. Todos aquellos descubrimientos quedaron relatados en su diario,
pero su investigación quedó inconclusa. Por ello, valiéndose de los escritos
del viejo, nuestro protagonista se dispone a concluir esta embaucadora
investigación.
Con esta adaptación Tanabe lo ha vuelto a lograr. Plasma
el relato original sin más licencias que las que el dibujo le permite. Lovecraft,
aunque muy descriptivo, era muy consciente de que el elemento más aterrador era
la imaginación del lector; por ello dejaba ciertos apartados a libre
interpretación para que fuera el propio lector el que buscara aquello que le
aterraba. Al ser un relato ilustrado obviamente estamos viendo la
interpretación que el autor da a estos elementos – en mi opinión una muy
acertada interpretación –.
En cuanto al guion, este relato presenta una mayor dificultad
comparado con las anteriores adaptaciones. “La llamada de Cthulhu” es
mucho más caótica, repleta de varios flashbacks, flashforward y
relatos en paralelo. En cualquier caso, el autor nipón le ha dado solución sin
mayor complejidad – habría que ver los storyboards – dando como resultado un
manga ágil y dinámico como los que nos tiene acostumbrado. El dibujo, por su
parte, sigue siendo el mejor reclamo de estas adaptaciones sin duda.
El relato en sí no me ha gustado tanto como “La Sombra
sobre Innsmouth” que diría que es mi favorito hasta la fecha. No obstante,
me encanta esta acción tan encomiable que Planeta Comic está llevando a
cabo de coger licencias de adaptaciones de literatura del siglo pasado como “Connan
el Cimerio” o estas de Gō Tanabe, que nos acercan al relato clásico
original sin necesidad de leerlas. Con ganas de ver cuál será la siguiente.
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