Ya había oído las maravillas de la trilogía de “El Yo”, mas “Contrition”
fue el empujón que necesitaba para lanzarme a por ella. Para estas tres obras, Keko
se alía con Antonio Altarriba, otro gran guionista consolidado como tal
gracias a obras como "El Ala Rota" o "El Arte de Volar".
En este primer volumen de la trilogía, “Yo, Asesino”
nos presentan a Enrique Rodríguez, catedrático de bellas artes por la
universidad del País Vasco, profesor de Historia del Arte y gran fanático del
arte de lo grotesco. Para él el asesinato es un tipo de expresión artística que
merece ser representada sin ánimo de lucro y por amor al arte; por lo que
aprovechará para realizar una de sus obras ocasiones muy concretas como
convenciones o viajes de trabajo.
El argumento per se no tiene más. El tebeo nos hace ver cómo
este individuo se desenvuelve en su entorno bajo esta premisa. Claro que no se trata
de un contexto ni sencillo ni simple, por lo que tendremos un protagonista
absolutamente desconectado de la sociedad que le rodea dispuesto a todo.
Es una maravilla cómo Altarriba ha sabido indagar en
su personaje, y presentarnos una persona absolutamente convencida de que sus
métodos no tienen consecuencias negativas; al contrario, él solamente ve una
contribución al mundo que le apasiona: el arte. La retorcida justificación que
el asesino tiene para realizar todas las atrocidades que se le pueden ocurrir
es realmente retorcida; pero digna de admirar, pues gracias a ello tenemos como
resultado un protagonista inmoral, pero con muchas capas de complejidad.
Por su parte, el apartado gráfico es una maravilla. El
resultado es similar al de “Contrition” aunque es evidente que con los
años Keko ha ido perfilando su estilo. Aun así, cada vez veo más claro
que no puedo ser objetivo con él. Tiene algo que me entra por los ojos y me
parece súper atrayente. Además, a diferencia de “Contrition”, este tebeo
se desarrolla en España mayormente y es absolutamente remarcable lo
reconocibles que son los lugares que representa – especialmente, y por
cercanía, los entornos del campus de la universidad de Donostia y su balneario
me han parecido espectaculares –. Tanto es así que me lleva a preguntarme si
los entornos de Florida representados en su última obra serán igualmente
reconocibles para un nativo.
La verdad que es un trabajo visceral mediante el cual podemos explorar la retorcida mente de una persona absolutamente ajena al mundo que le rodea. Una obra cargada de psicología y moral que te dejará un gran poso. La recomiendo absolutamente, y por tanto podéis ir esperando que la segunda parte de la trilogía tardará poco en pasar por aquí.