Alfonso Zapico, historietista e ilustrador
freelance,
nos ha querido brindar un pedacito de historia mediante estos cuatro tomos que
componen
“La Balada del Norte”. Con esta obra el asturiano ha retratado
– y estoy seguro de que a muchos les ha dado a conocer por primera vez – los
episodios sucedidos del 5 al 19 de octubre de 1934 en Asturias: la huelga que
desembocó en revolución. Un suceso histórico complejo, oscuro e incluso tapado
– o mejor dicho dulcificado – durante muchos años por el régimen que le
sucedió.
Para situarnos rápidamente, hablamos de los años 30 del
siglo pasado, por lo que la industrialización de las áreas tradicionalmente
rurales marca fuertemente el contexto español. Aquí, en el norte de España, la
industria minera jugó un papel muy importante con la sustracción de hierro y
carbón. Ir a picar a la mina siempre ha sido duro, eso no ha cambiado nada;
pero hace 100 años los trabajos no estaban reglados como hoy en día, por lo que
la precariedad que la mina ofrecía rozaba la esclavitud. Jornadas interminables
bajo tierra a cambio de salarios que no darían para alimentar a un perro, sin
protección o seguridad era el pan de cada día de los trabajadores. A largo
plazo, esta situación llevó a los trabajadores a ponerse en una huelga tan
severa que desemboco en la rebelión contra el sistema, siendo Asturias la zona
en la que más fuertemente cuajó.
En este contexto absolutamente real de la situación que
vivía España, es donde nos sitúa Zapico para contarnos la historia. No
obstante, él nos sitúa en la aldea ficticia de Montecorvo, lo cual creo
que es un absoluto acierto como comentaré más adelante. En ella conocemos dos
historias paralelas que se irán entrelazando. Por un lado, conocemos a Tristán,
hijo del marqués de Montecorvo (y, por tanto, heredero de la compañía
minera), que, tras una juventud alocada en Madrid, es diagnosticado con una
grave enfermedad y decide volver a su pueblo a pasar con su padre sus últimos
días. Por otro, conocemos a Apolonio, trabajador en la cuenca minera de toda la
vida y cuya hija, Isolina, es doncella en cada del marqués. Como vemos dos
personajes de dos estratos sociales opuestos a los que los eventos arriba
mencionados les afectarán de distinta manera y cuyas decisiones los llevarán a
desenlaces muy distintos.
Decía que considero un acierto presentar un pueblo ficticio
bajo un contexto real por la objetividad que eso consigue. Siendo sinceros,
para hablar de historia de España del siglo XX es prácticamente imposible no
posicionarse de ningún modo. Sin embargo, utilizar personajes irreales para
contarla evita poner nombres y apellidos de personas con las que se pueda
simpatizar más o menos; dando como resultado la posibilidad de abstraerse un
poco más de la realidad. Y creo sinceramente que el asturiano ha conseguido
plasmar de manera bastante objetiva este episodio, con las barbaries de un
bando y el otro.
No obstante, el mayor logro de este tebeo es que consigue
demostrar una verdad como un templo: las bases para la Guerra Civil Española se
consolidaron en este conflicto. Esto es una realidad con muchos detractores; y,
sin embargo, aquí se aprecia perfectamente como socialistas, comunistas e
incluso anarquistas empiezan a aliarse para conseguir un objetivo. Vemos como
es el ejército de África (quien dos años más tarde sería el golpista) el
encargado final para disuadir la revolución; y, a su vez, Zapico retrata
maravillosamente la polarización de la sociedad de la época, dejando palpable
la imposible reconciliación de las partes implicadas en el conflicto al final
de la historia.
Algunos critican el dibujo “feísta” de este tebeo, lo cual
es cierto, no es el dibujo al que nos tiene acostumbrado el comic mainstream
americano. No obstante, la narración es estupenda y, personalmente, el acabado
de los personajes me funciona. Además, los entornos de Oviedo o Madrid (que son
los que sí existen) son perfectamente reconocibles si has estado allí; con lo
que es evidente que es otro caso más de confusión entre dibujo sucio y mal
dibujo.
Nunca, o pocas veces, lo digo de un tebeo, pero este
es de obligada lectura. No solo porque creo que su historia es buena,
trepidante y entretenida; sino porque va más allá y nos recuerda una lección.
Una lección de historia que debería enseñarse en todas las escuelas. Una
lección por muchos olvidada, que nos enseña de donde venimos en este país y
errores cometidos en el pasado. Una historia que por olvidada nos recuerda
demasiado al contexto de la España actual.