enero 15, 2024

Mitos del Huerto de los Huesos: Diez Mil Plumas Negras - Reseña

Hace no demasiado introdujimos los “Mitos del Huerto de los Huesos” en el blog, hablando de su primer tomo y del “chasco” que ha supuesto el número extra del día del comic gratis. Recordando brevemente, este número cero lo publicó Astiberri con el segundo tomo de la serie, el cual aprovechamos para comentar hoy.

En esta ocasión abandonamos la costa, y nos situamos en un pueblo de la América profunda. En él conocemos a Trish y Jackie, dos niñas que dedican su infancia a escribir sobre un mundo de fantasía que ellas mismas han creado. Sin embargo, en algún punto del camino (como suele ser habitual) las amistades de infancia se distancian, y lo que una vez pareció una idea de oro queda relegada a un segundo plano aguardando a volver a la vida. El problema es que no queda claro si aquel mundo de fantasía era puramente ficticio o si fue real...

Si bien es cierto que “El Pasadizo” fue una pequeña decepción, este segundo tomo ha estado a la altura de los mejores pasajes de “Gideon Falls”. Para este tomo Jeff Lemire plantea una historia mucho mejor elaborada, y, lo que es más importante, con ese toque humanista por el que nos tiene robado el corazón. Obviamente, el tebeo tiene el factor terrorífico, el cual está correcto; aunque hay que destacar que no arriesga demasiado. De los entes que deben caracterizar estas historias se nos explica muy poco o se hace de forma muy vaga; lo que hace que los lectores nos preguntemos cuándo vamos a recibir respuestas  

Sin embargo, el comic nos habla – y es este el motivo que hace que el lector vaya a favor de obra desde la primera viñeta – de un tema universal: una amistad de infancia que se separa por el simple paso del tiempo. Es un tema que de algún modo u otro todos hemos vivido, por lo que la empatía con sus protagonistas está garantizada.

Por otro lado, cuando creíamos que Sorrentino nos había enseñado todo su arsenal, se marca una narrativa a dos tiempos con dos estilos de dibujo absolutamente diferenciados; el pasado dibujado en un estilo cartoon, y el presente con el fotorealismo al que nos tiene acostumbrados. Por su puesto, ambos dibujos magníficamente complementados por el color de Dave Stewart, quien sabe darle a cada estilo de dibujo lo que pide.

Parece que la espera y la confianza en este equipo ha merecido la pena, y eso nos ha traído un gran tomo de terror al más puro estilo Gideon Falls. Reitero que los monstruos y entes que deben caracterizar estas series me dejan un poco frío, y que creo que aún tienen mucho margen de mejora en este aspecto. No obstante, si este va a ser el nivel, espero con ansia las siguientes entregas

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