junio 16, 2023

Adolf - Reseña

El mundo del manga está repleto de historias fantásticas, trepidantes y enérgicas; no por nada es el medio con viñetas más consumido. No obstante, debemos admitir que la mayoría de sus obras más conocidas no dejan un gran poso en el lector. Es cierto “Dragon Ball”, “Ataque a los Titanes”, “Naruto” o “One Piece” son historias muy entretenidas y apasionantes (el shōnen en general), pero tampoco se puede decir de ellas que inviten al lector a una reflexión muy sesuda.

Sin embargo, aunque no sea lo más frecuente, existen obras más complejas en el medio como la que traemos hoy: “Adolf” de Osamu Tezuka. Publicada por primera vez en 1983, este manga aborda temas mucho más complejos de lo habitual en el medio, como la Segunda Guerra Mundial, la figura de Adolf Hitler o la psicología humana. Recientemente, Planeta ha rescatado la obra integrándola en un cofre, lo cual es una oportunidad perfecta para que un servidor hable de ella.

La historia comienza unos pocos años antes de la guerra, en las olimpiadas del 1936. En ella se nos cuenta la vida paralela de tres hombres llamados Adolf. Principalmente se centra en dos de ellos, los cuales comienzan la historia en su niñez asentados en Japón por diferentes circunstancias. Ambos son excelentes amigos, pero hay un pequeño inconveniente que restringe su amistad: uno es hijo de un alto cargo alemán y el otro es hijo de hosteleros judíos. Tezuka utiliza esta dicotomía para explorar cómo los ideales promovidos en la Europa de aquellos años corrompieron y alteraron las vidas de aquellas personas que una vez fueron amigos.

Es absolutamente fascinante ver cómo el propio entorno y sociedad del momento van lavando el cerebro del Adolf alemán; ver cómo pasa de querer proteger a su amigo a odiarlo hasta la muerte sin motivo; ver cuán rápido es capaz de abandonar la infancia y la niñez para convertirse en un verdadero animal. Por supuesto este no es un cambio repentino; es un largo viaje que Tezuka sabe dosificar exquisitamente.

En lo que al tercer Adolf se refiere (el que no necesita presentación), el autor comete el acierto de no obcecarse en él. En lugar de simplemente demonizarlo, Tezuka entrelaza a sus personajes con acontecimientos históricos reales de manera objetiva; lo cual hace que el dictador quede retratado por sí mismo, sin caer en estereotipos más simplistas o maniqueístas.

Al hilo de esto último, hay que aplaudir la labor de investigación realizada por el autor. Su exhaustividad nos permite sumergirnos en la época con detalles precisos y perfectamente contextualizados. Esto hace que la obra gane muchos enteros, ya que además de hacernos reflexionar sobre la moral y la ética, nos da una clase magistral de historia de la Segunda Guerra Mundial.

Ojo, tampoco hay que tomar todo al pie de la letra como verdad absoluta, pues en este sentido, se comete algún error – a mi parecer – bastante grave. El más garrafal es que todos los personajes, incluyendo todos los que se encuentran en Japón, son plenamente conscientes de la existencia de los campos de exterminio. Es más, todos los simpatizantes alemanes no tienen ningún pudor en expresarlo. Esto es históricamente muy incorrecto. Los aliados quedaron absolutamente desolados y asombrados al descubrir que, lo que se había extendido como rumor, era cierto. Además, es obvio que, si fuera un fenómeno por todos conocido, muchos de los eventos se hubieran sucedido de manera muy distinta.

En cuanto al dibujo, es digno de admirar la habilidad del japonés para retratar la complejidad de sus personajes. Logra transmitir emociones muy profundas y conflictos internos; pero dado su estilo simplista e infantil – en el mejor de los sentidos –, hace que la lectura entre por los ojos y que actos realmente duros y cruentos resulten mucho más llevaderos.

Esta es en definitiva una obra maestra del manga y del cómic. A través de su profunda exploración de la condición humana, la historia cautiva al lector y lo lleva a reflexionar sobre la guerra, la política, y las complejidades y contradicciones de la moralidad. Una lectura obligada que no deja a nadie indiferente y que demuestra porqué Osamu Tezuka es considerado uno de los grandes maestros del manga y la historieta.

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